Cada verano, la provincia de Huelva revive la magia del cine en sus municipios y aldeas más pequeños gracias a un programa único: ‘Cine en el pueblo’, una iniciativa de la Diputación de Huelva que lleva la gran pantalla a localidades con menos de 3.000 habitantes. Detrás de esta propuesta se encuentra Juan Fernández, un proyeccionista que lleva más de 30 años recorriendo los rincones de la provincia para acercar el séptimo arte a lugares donde las salas comerciales han desaparecido hace tiempo. Conocido cariñosamente como ‘Juan Cine’, su labor ha permitido que cientos de pueblos disfruten de una experiencia colectiva y única.
El programa, impulsado por el área de Cultura de la Diputación, proporciona no solo las películas, sino todo el equipo necesario para hacer posible la proyección: un camión equipado con pantalla, equipo de sonido y proyectores digitales que se despliega en plazas, parques o espacios naturales. “Hubo un tiempo en el que los pueblos tenían un cine, pero eso se perdió”, comenta Juan Fernández, quien ha dedicado su vida a recuperar esa tradición. Desde 1992, ha llevado el cine a pueblos donde, en algunos casos, los niños nunca habían visto una pantalla de cine en vivo.
El proceso es sencillo pero meticuloso: la Diputación envía una convocatoria anual a los municipios seleccionados, que eligen un título de entre una lista propuesta y fijan las fechas para la proyección. A partir de ahí, Juan recorre los kilómetros necesarios cada tarde, enfrentándose a largas distancias y noches al volante para, como él mismo dice, “llevar la alegría a los pueblos, sobre todo a los más pequeños”. En su última campaña, Juan contabilizó más de 30.000 kilómetros recorridos.
La labor de ‘Cine en el pueblo’ va mucho más allá de la simple proyección. En cada pueblo, la pantalla se convierte en un punto de encuentro intergeneracional, donde mayores y pequeños se igualan ante la magia de la gran pantalla. Los ayuntamientos colaboran con personal de apoyo para el montaje y adecuación del espacio, y los vecinos ofrecen su ayuda para que todo salga perfecto. “He visto crecer a generaciones enteras, desde niños que venían a ayudarme con el proyector hasta adultos que ahora traen a sus propios hijos”, relata emocionado.
Una de las anécdotas más recientes ocurrió en la aldea de El Patrás, en Almonaster la Real, donde el cine regresó después de 33 años de ausencia. En Cumbres de Enmedio, el pueblo más pequeño en población de Andalucía, 62 personas se reunieron para ver la película, superando al número de habitantes censados. “Estaba todo el pueblo allí”, recuerda Juan con una sonrisa.
El avance tecnológico ha transformado el programa a lo largo de las décadas. “Antes, el atractivo no era solo la película, sino el proyector de 35 milímetros. Ahora, la proyección digital es más cómoda, pero echo de menos el tacto de la película, era algo más artesanal”, comenta. Sin embargo, el espíritu sigue siendo el mismo: llevar la cultura a los lugares más recónditos.
Para Juan Fernández, la satisfacción de su trabajo reside en la gratitud de los vecinos. “Cuando dos niñas me dijeron la otra noche: ‘Gracias, señor, por traernos la película’, sentí que todo merece la pena”. Con historias como estas, el ‘Cine en el pueblo’ sigue escribiendo un capítulo especial en la vida de la provincia de Huelva.