La Guardia Civil ha detenido a dos personas por un presunto delito de incendio con peligro para la vida de sus ocupantes, tras prender fuego intencionadamente a la puerta de una vivienda habitada por una mujer de 85 años con movilidad reducida y su nieto de 22 años. El suceso tuvo lugar en la madrugada del 27 de marzo, y los hechos podrían estar penados con entre 10 y 20 años de prisión, según recoge el Código Penal en casos donde existe riesgo para la vida de las personas.
El aviso se produjo a las 04:10 horas, cuando la patrulla del Puesto de la Guardia Civil de Lepe recibió una llamada de emergencia. El alertante informaba que alguien estaba intentando quemar su casa. Al llegar al lugar, los agentes comprobaron la presencia de llamas en la puerta de entrada y restos de agua en el suelo, fruto del intento del joven de sofocar el fuego por sus propios medios.
Humo, gasolina y riesgo extremo
En el interior de la vivienda, los agentes encontraron una densa humareda y un fuerte olor a gasolina, que hacía el aire prácticamente irrespirable. En colaboración con la Policía Local de Lepe, procedieron a ventilar el inmueble y evacuar a sus dos ocupantes, una anciana con graves dificultades para moverse y su nieto, quien relató que se despertó por una explosión, vio cómo la puerta ardía y rápidamente comenzó a apagar el fuego con cubos de agua.
También se activó al cuerpo de Bomberos, que se encargó de la extracción de humos mediante maquinaria especializada y de la aseguración de la zona afectada.
Durante la inspección ocular, los agentes localizaron una bolsa calcinada con un fuerte olor a gasolina en la acera frente a la vivienda. Las pruebas apuntaban claramente a un incendio intencionado.
Un encargo con ánimo de venganza
La investigación posterior permitió identificar a una persona que había contratado a un tercero para provocar el incendio, como venganza personal contra el padre del joven, quien también residía en el domicilio, aunque en ese momento no se encontraba en casa.
Ambos implicados han sido detenidos y puestos a disposición de la Autoridad Judicial, que ha decretado su ingreso en prisión comunicada y sin fianza. La gravedad del delito se ve agravada por dos circunstancias especialmente relevantes: el hecho de que las víctimas se encontraban durmiendo en el momento del ataque —lo que aumentaba el riesgo de daños personales y reducía su capacidad de respuesta— y la vulnerabilidad de una de ellas, una persona de avanzada edad que necesita un andador para desplazarse.
Desde la Guardia Civil se subraya la rápida actuación de los cuerpos de seguridad, que permitió evitar una tragedia mayor, y se recuerda la importancia de denunciar cualquier indicio de violencia o amenazas, ya que los delitos de este tipo pueden tener consecuencias fatales.