Este fin de semana, la Hermandad Filial de Montemayor de Punta Umbría emprende un emotivo viaje hacia Moguer para unirse a la celebración de la romería en honor a la Virgen de Montemayor, un evento profundamente arraigado en la tradición y la fe de esta comunidad onubense. La partida de los romeros desde Punta Umbría se convirtió en un acto simbólico de despedida y unidad, con una emotiva ceremonia de envío frente al Ayuntamiento de la localidad.
Con la bendición del alcalde José Carlos Hernández Cansino y otros dignatarios municipales, la comunidad romera se embarcó en siete barcas desde el muelle local, navegando por el histórico río Tinto hacia Moguer. Este singular método de peregrinación, que mezcla devoción con tradición marinera, destaca la única identidad cultural de Punta Umbría y su estrecha relación con el agua y la navegación.
A su llegada a Moguer, prevista para las 16:00 horas en la calle Ribera, los romeros serán recibidos por una comitiva de bienvenida antes de continuar a pie hasta el recinto de Montemayor. Este tramo del viaje, que comienza aproximadamente a las 17:30 horas, está lleno de cánticos, oraciones y la alegría de la reunión comunitaria, evidenciando el profundo vínculo espiritual que los fieles mantienen con la Virgen.
La Romería de Montemayor no es solo un evento religioso, sino una manifestación de la cultura y la hermandad que pervive en Moguer y sus alrededores. Es un momento en el que la comunidad se reúne para renovar su fe, compartir tradiciones y fortalecer lazos familiares y sociales a través de la festividad.
Este año, la participación de la Hermandad Filial de Punta Umbría añade un colorido especial a la romería, reforzando el carácter inclusivo del evento que acoge a fieles de diferentes partes de la provincia y más allá. La integración de tradiciones marítimas con las celebraciones en tierra firme ilustra la diversidad y riqueza de las prácticas devocionales en Huelva.
La Romería de Montemayor es una vivencia de fe compartida que deja una huella imborrable en todos los participantes, desde los más jóvenes hasta los más ancianos, demostrando que la devoción y la tradición pueden trascender las fronteras de los municipios y unir a las personas en una causa común de celebración y espiritualidad.