El territorio entró en la órbita romana como consecuencia de la victoria de la República romana sobre Cartago en el marco del conflicto bélico de la II Guerra Púnica. Hacia el 194 a.C. las legiones del cónsul Marco Porcio Catón “el Viejo” conquistaron todo el Valle del Guadalquivir, incluida la zona. Las fuentes antiguas no abundan en referencias a esta tierra, pero lo que sí está claro es que existía una cierta entidad geográfica, denominada Baeturia, que hacía referencia a los territorios comprendidos entre los dos grandes ríos del sur peninsular: el “Baetis” (Guadalquivir) y el “Annas” (Guadiana). En esta amplia zona geográfica había dos etnias claramente individualizadas:18
Por una parte los celtas habitaban la denominada Baeturia Céltica, que comprendía la zona a ambos lados de Sierra Morena, principalmente el valle del río Ardila. Estos pueblos célticos provenían de las zonas del Ebro y Lusitania y ocuparon el vacío demográfico tras la crisis de la metalurgia en Tartessos que arrastró al comercio y al desarrollo económico en general de esta región alejada del Valle del Guadalquivir. Hasta el siglo I d.C. no se produjo una reactivación del sector minero y una verdadera colonización de este amplio sector del Andévalo y Sierra Morena. La ausencia de cerámicas romanas en los poblados prerromanos -El Castañuelo, Posada del Abad (Rosal de la Frontera)-, puesta de manifiesto por la arqueología, indica que esta zona permaneció fuera de los circuitos comerciales del Mediterráneo hasta que Roma volvió a poner en explotación las minas tras la crisis de Tartessos.
La otra etnia era la turdetana (Baeturia Túrdula) heredera de Tartessos, localizada en todo el bajo Guadalquivir, denominándose túrdula en las zonas muy orientalizadas por los contactos comerciales, principalmente con fenicios. Estas poblaciones no decayeron tras la crisis del comercio púnico y cuando Roma hizo su aparición por esta zona se encontró con unos pueblos cuyo gran desarrollo económico y cultural facilitaron su colonización por Roma.
Romanización
Una vez más, las fuentes antiguas no hacen referencia expresa al largo proceso de transformación social, económica e ideológica que supuso la colonización romana, a lo que hay que añadir la escasez de material arqueológico dificultando el seguimiento de este proceso.
Existe un claro movimiento en contra de la colonización romana en las zonas mineras de Sierra Morena habitadas por etnia celta, detectado por ejemplo en el poblamiento de las Peñas de Aroche, que fue trasladado al llano de Fuente Seca en la misma vega del río Chanza, para evitar su fortificación y resistencia a Roma. A lo largo del siglo II a.C. es posible que algunos de estos poblados celtas del norte de la provincia de Huelva, tanto por su vecindad y vinculación con los lusitanos como por su cercanía a las ricas tierras agrícolas de la Vega del Guadalquivir, sirvieran de base para las operaciones de saqueo y castigo. Estas incursiones supusieron una importante merma en los ingresos de Roma ya que estas ciudades eran estipendiarias en su gran mayoría, por lo que afectaba directamente a los impuestos recaudados por las oligarquías locales entre la población indígena.
Pedestal de época romana hallado en 1820 en Villarrasa.
De esta forma, la Bateuria Céltica participó de forma activa en las guerras civiles del siglo I a.C. en Hispania. Se tienen evidencias de un acuartelamiento Sertoriano en el yacimiento de San Sixto (Encinasola), donde se hallaron glandes de plomo con la inscripción “Q·SERTORI·PROCOS.”. Finalmente Sertorio fue derrotado y Pompeyo pasó a ser el hombre de Roma en Hispania, donde poseía una amplia clientela. No obstante, rápidamente apareció la figura de Julio César que rivalizó con Pompeyo para hacerse con el control de la República e Hispania una vez más se convirtió en campo de batalla de la guerras civiles de finales de la República Romana. Esta vez la Baeturia Céltica se posicionó en contra de su antiguo enemigo Pompeyo. El apoyo de esta región al bando cesariano le granjeó privilegios municipales a estas poblaciones tradicionalmente rebeldes a Roma y con un bajo nivel de romanización, mucho antes que a los núcleos turdetanos de la campiña y costa de Huelva plenamente integrados en Roma. Entre las poblaciones agraciadas con la dignidad de municipio estaban: Lacinimurga Constantia Iulia (Encinasola), Seria Fama Iulia, Segida Restituta Iulia y Contributa Iulia Ugultiana. Es de notar, que los asentamientos en la zona de Aroche no fueron distinguidos por Julio César.
La pax Augusta trajo un gran período de estabilidad y desarrollo económico para todo el Imperio, en especial para Hispania que se benefició del establecimiento de colonias latinas –muy numerosas en toda la Bética- y la reactivación de los distritos mineros de Sierra Morena, que en tiempos de Tiberio pasaron a ser explotadas por sociedades de publicanos de forma privada.
Según las excavaciones realizadas, existió una importante infraestructura de almacenamiento, militar y administrativa de los sectores mineros, en los que se explotaron cobre, hierro y plata, atrayendo a un gran número de población de otras partes del Imperio, como así lo atestiguan restos epigráficos que hacen alusión al origen de los pobladores: Limici, Bedonienses, Talabrigenses, Emeritenses, Olisiponensis.
La vega del río Chanza fue la elegida para la localización de los nuevos asentamientos romanos de población latina, apareciendo gran cantidad de restos epigráficos ligados a villas particulares de grandes familias instaladas en la zona.
Bajo el principado de Claudio empezaron a surgir las fábricas de salazón existiendo restos arqueológicos abundantes de cerámica (sigilata sudgalica) y vidrios. El esplendor, como en el resto de la Bética, llegó con la dinastía Flavia, en el que se generalizó la concesión del ius latii (derecho romano) y el status municipii (municipio romano), que se prolonga a los años de la dinastía Antonina, en la que la explotación minera alcanza su cenit y aparecen los primeros restos monumentales: torre funeraria de Fuente Seca (Aroche), el Puteal de Trigueros o la estatua de Mercurio, estas dos últimas en el llano.
Durante el siglo III d.C. la crisis se generalizó en todo el Imperio, traduciéndose en la provincia de Huelva en un abandono de la minería en la Sierra mantenién dose únicamente la producción agrícola y ganadera en la zona Llana y en las dehesas, en los que el registro aqueológico ha documentado algunas necrópolis de poblados. En esta zona las invasiones de los mauris tuvieron gran importancia.
Por lo tanto, es la zona llana de base agrícola la que mejor se va a adaptar a los cambios económicos acaecidos en el Bajo Imperio y, de esta forma, será Ilipla (Niebla) la ciudad mas importante de la Provincia en el transito del período tardoromano al visigodo, en el que se convertirá en sede episcopal.
Poblamiento
La colonización romana supuso una importante transformación en el poblamiento, debido a que la ciudad era la principal unidad y fórmula de recaudación, concentración y distribución de la producción agrícola y minera del medio rural.
Hay que hacer una clara distinción entre la zona de Sierra Morena, vinculada a la minería y la zona llana y costera, enfocada a la producción y transformación agrícola y su distribución por los circuitos comerciales del imperio.
Entre la ciudades del llano destacó la de Ilipla (la actual Niebla). La arqueología ha puesto de relieve importantes niveles de incendio que atestiguan su destrucción durante la II Guerra Púnica, debido a su importante papel durante el período púnico. No obstante, la imporrtancia de la cultura urbana en el mundo tartésico y luego púnico, supuso una importante facilidad para la adecuación de Ilipla al modelo urbano romano y de sus élites municipales a la oligarquía republicana y luego imperial. La emisión de moneda propia con la leyenda ILIPLA y la evidencia de la reactivación comercial de los estuarios del Tinto y el Odiel son prueba del importante papel en la estructura del territorio que tuvo esta civitas.19
Reverso de moneda en la que se aprecian el nombre de ONVBA y dos espigas de trigo.
Onuba Aestuatria (Huelva), decae tras la crisis de Tartessos y el comercio de metales. Sin embargo a partir del siglo I d.C. es el relanzamiento de la industria pesquera y de salazones, tiene un notable incremento. La arqueología muestra muchas dificultades en demostrar el papel que jugó Onuba en la comercialización de minerales, ya que parece ser que la salida de mineral se realizaba por vía terrestre hasta las rutas fluviales por el Guadalquivir y el Guadiana. El trazado urbano de la ciudad se se extendía por las laderas del Cabezo de la Esperanza, dado el numeroso número de restos arqueológicos encontrados en esta zona, entre los que destaca un probable Templo Romano construido con sillares de arenisca (convento de la RR.MM Agustinas) y otros restos como una escalinata de mármol del siglo I d.C. (solares de las calles Palos y Pablo Rada).20 Onuba también acuñó moneda propia, figurando la leyenda ONVBA ente dos epigas de trigo, hecho que en numismática romana simboliza importancia en la producción cerealística, primando sobre la producción derivada de la activad pesquera21
Iptucci (también Tucci y Tusci) era la principal civitas entre la importante ruta que unía Itálica con la desembocadura del Guadiana y a Emerita Augusta. Su origen está en el importante centro metalúrgico y comercial tartésico localizado en Tejada la Vieja, avalado por la presencia de murallas, útiles, viviendas y su trazado urbano. La crisis de Tartessos y la definitiva conquista romana hicieron que su importancia se difuminara létamente.22
La conquista de Roma supuso una refundación de la ciudad en una zona llana (Tejada la Nueva), muy próximo al anterior núcleo. Los restos de esta ciudad en la actualidad son importantes, destacando las 16 torres de su muralla y un acueducto que llegaba hasta Itálica, ciudad con la que tenía una importante relación económica, manifestada en la acuñación de moneda propia con la leyenda ITVCI.22
Arucci es junto con Turobriga la ciudad más importante de la denominada Baeturia Céltica ubicada en la vía que se dirigía a Pax Iulia (Beja). Su ubicación hay que buscarla entre los numerosos yacimientos arqueológicos del río Chanzas, salvo en la propia Aroche, ya que la arqueología no ha encontrado indicios de ocupación romana y se trataría de una fundación medieval. En base a la extensión del yacimiento de Fuente Seca, esta podría ser la posible localización, que a pesar de ser de origen tartésico, su planta cuadrada, recinto amurallado, acueducto y necrópolis, indican que su máximo desarrollo iría ligado a la nueva puesta en explotación de las minas en los siglos I y II d.C. Entre sus restos destaca un enterramiento monumental en forma de torre de mediados del siglo II d.C.23
Turóbriga es la segunda gran ciudad romana en la Beturia Céltica. Su emplazamiento más probable el el yacimiento del llano de San Mamés. En este yacimiento se ha excavado una importante necrópolis fechadas entre el paso del siglo I al II d.C. También se ha identificado la posible ubicación de un foro y un recinto amurallado.24
Esta configuración urbana, donde los espacios públicos vertebran el asentamiento, hacen pensar que este núcleo tenía claras funciones comerciales y religiosas, intentando atraer la producción de las zonas de alrededor para su distribución y por lo tanto no se trataría de una auténtica civitas romana. Además no se han encontrado elementos prerromanos y los restos y monedas identificadas son fechados en época Antonina, por lo que se trata de una fundación plenamente romana.25
Calzadas romanas
Puente romano de Niebla, sobre el río Tinto.
Las necesidades de la comercialización de las riquezas mineras y agrícolas de la provincia de Huelva indican una túpida red de caminos rurales, sin embargo en la fuentes se han reflejado tres calzadas principales26
- Vía 23 del Itinerario Antonino: trascurría de oeste a este, comunicando la desembocadura del Anas (Guadiana) con Hispalis. En esta calzada destacaron los asentamientos dentro de la provincia de Huelva de Onoba, Ilipa e Iptuci.
- Desde Esuri (Castro Marim -Portugal-) a Pax Iulia (Beja -Portugal-), en la que se encontraba la importante civitas de Arucci.
- Desde Onoba se dirigía en dirección norte hacia Arucci. Discurría por los núcleos de Iptucci, Ilipla, Onuba y Arucci.
Economía
Minería
Los romanos explotaron las comarcas mineras más eficientemente que nunca antes, viviendo un periodo de esplendor que ni siquiera hoy disfrutan, ya que la minería provincial ya no es hoy la pujante empresa de antaño. Hasta la edad contemporánea -con la explotación extranjera- no se logró igualar esta explotación sistemática de los recursos mineros. Hoy se pueden observar en las actuales minas las escombreras de los deshechos no aprovechables de las actividades romanas,27 que actualmente son aprovechables gracias a las mejores técnicas de separación de la ganga.
Agricultura
La agricultura tuvo su desarrollo en la zona llana del Condado y en los alrededores de Onuba, donde hubo de haber una intensa explotación del trigo. Asimismo se observan también cultivos de olivo y cereales en las zonas montanas de Arucci, donde se documentan molinos de grano y prensas para la obtención de aceite. La ganadería tiene su espacio en las zonas tradicionales de dehesa, donde destacan la cría del cerdo y del ganado vacuno.28
Pesca
La riqueza pesquera del litoral onubense tuvo un importante desarrollo sobre todo entre la desembocadura del Guadiana y el estuario del Tinto-Odiel. Destacaban las factorías de salazones, ante todo en Onuba, donde se centralizaba la producción proveniente de pequeños asentamientos a lo largo de la línea de costa. Destacaba la pesca del atún, que conservado convenientemente se utilizaba para la fabricación del valioso y apreciado garum. No obstante, las fuentes arqueológicas no se ven refrendadas por las literarias, centradas en las factorías del litoral gaditano